Mercado inmobiliario: ¿es hora de abandonar el ladrillo como instrumento de ahorro?

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Mercado inmobiliario: ¿es hora de abandonar el ladrillo como instrumento de ahorro?

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Miguel Angel Ajuriaguerra Escudero, Universidad Rey Juan Carlos

Tras dos años gobernando con los presupuestos aprobados por el último Gobierno del PP, el pasado 3 de diciembre el Gobierno de España logró que se aprobasen en el Congreso los Presupuestos Generales del Estado (PGE 2021).

Las complejas negociaciones entre los partidos que conforman el actual gobierno de coalición y los de la oposición han tenido como resultado, entre otros, cambios en la tributación muy condicionados por los pactos de Gobierno y que suponen una penalización al ahorro privado para las pensiones.

¿Para qué sirve un plan de pensiones?

En España, las aportaciones a los planes de pensiones son bajas, en torno a 2 000 euros al año. Esto es así, sobre todo, porque la ciudadanía confía más en las pensiones públicas que en los planes privados.

Así pues, más que como complemento a la pensión estatal futura, este producto financiero ha sido muy empleado para deducir impuestos en la declaración de la renta. Este aspecto ha sido fundamental para rebajar, en los nuevos PGE, la reducción fiscal individual de 8 000 a 2 000 euros.

¿Este cambio supone un problema para los españoles?

Esta medida no implica grandes cambios para los ciudadanos porque su confianza en el sistema público de pensiones es alta. La pregunta es, ¿qué diferencia a España del resto de los europeos, que sí ahorran para sus pensiones? Pues que el instrumento favorito de ahorro español sigue siendo el ladrillo.

A lo largo de 2019 se produjeron movimientos sociales que reclamaban unas pensiones dignas mientras que, a nivel político, se seguía posponiendo el debate sobre la necesaria reforma de las pensiones.

Parece que, hasta ahora, el riesgo de quiebra del sistema no había sido una preocupación ni una prioridad nacional.

Las ventajas del ladrillo

Con una reflexión prospectiva de los cambios demográficos, laborales y económico-financieros que se están produciendo en España y el resto del mundo, los PGE 2021 podrían haber sido una oportunidad para incentivar los instrumentos de ahorro a largo plazo para la jubilación.

Eso no ocurre, principalmente, por ser una medida impopular y porque la vivienda en propiedad sigue siendo, en el imaginario popular español, la mejor inversión para el futuro. Esto ha alterado el mercado inmobiliario, sobre todo en ciudades con dinámicas inmobiliarias altas y precios muy superiores a la media nacional.

Por eso la inversión inmobiliaria parece ser una buena solución para la jubilación. Especialmente cuando la tributación española permite:

  • Amortización de la hipoteca. Si es anterior a 2013 se puede reducir hasta un 15% de la deuda amortizada, hasta un máximo de 9 040 euros; es decir, 1 356 euros.

  • Exención de impuestos por la venta de la vivienda. Aplicable siempre que la ganancia se invierta en la compra de otra vivienda habitual, o para contratar una renta vitalicia.

Además, existen ayudas para fomentar la eficiencia energética y las reformas de mejora en las viviendas. También se están planteando ayudas para agrandar las terrazas y balcones a causa de la Covid-19.

¿Dónde está el riesgo?

Así, el sistema español sigue haciendo del ladrillo la mejor inversión para la jubilación. Sin embargo, también encierra riesgos, como:

  • Los cambios imprevistos en la legislación.

  • La depreciación del mercado inmobiliario en poblaciones menos dinámicas.

  • Los costes de mantenimiento directos (impuestos, servicios de abastecimiento), e indirectos (derramas, reformas, sustitución de electrodomésticos).

Con los PGE 2021 se aprueban subidas de los tipos para los tramos más altos de rentas del trabajo y del ahorro. En el caso del ahorro, el tipo pasa del 23% al 26% para las ganancias superiores a 200 000 euros. Esto implica, por ejemplo, que vender una vivienda con plusvalías que superen ese límite puede suponer un mayor pago de impuestos.

¿Y si hablamos del alquiler?

Más allá de de los riesgos ya enunciados, el actual Gobierno de coalición busca intervenir en las rentas del alquiler.

Tanto el Real Decreto-ley 7/2019 en materia de vivienda y alquiler, como las medidas tomadas en el marco de la Covid-19, son decisiones gubernamentales que protegen al inquilino.

Si bien es cierto que la situación sanitaria actual exige sacrificios, estos no deberían ser soportados solo por los propietarios. Especialmente, cuando muchas de las medidas de protección no parece que vayan a ser temporales.

Por ello, ante el futuro incierto de las pensiones y el mayor control sobre el mercado inmobiliario, parece que la diversificación del ahorro y la inversión se hace ahora más necesaria que nunca.The Conversation

Miguel Angel Ajuriaguerra Escudero, Dr. Arquitecto, Especialista en Planificación Estratégica en el Área de Análisis Geográfico, Universidad Rey Juan Carlos

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